Confesión Doctrinal

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1. Bibliología

Creemos que todas las versiones de La Biblia universalmente reconocidas como cristianas, son útiles para ser usadas por la Iglesia, entendiendo que son traducciones derivadas de los idiomas originales, es decir el hebreo y arameo en el Antiguo Testamento y el griego para el Nuevo Testamento. Sin embargo, en las exposiciones y lecturas litúrgicas usaremos preferiblemente traducciones de equivalencia formal cuyo enfoque se encuentre en la estructura gramatical del idioma original como las versiones Reina-Valera 1960 [RVR-60] y La Biblia de las Américas [LBLA] en preferencia a las versiones de equivalencia funcional, dinámica y de paráfrasis.

Hermenéutica

Creemos que los diversos libros de La Biblia han sido inspirados por Dios, fueron escritos en diversos tipos de texto como la narrativa, la poesía o el discurso, los cuales poseen sus propias reglas de interpretación que deben ser respetadas al momento de estudiar correctamente un pasaje de Las Sagradas Escrituras; esto implica que el género literario es esencial para descubrir el propósito que el autor bíblico quiso comunicar a su audiencia.

Creemos que, desde Génesis hasta Apocalipsis, La Biblia contiene un solo mensaje unificador centrado en el plan de redención revelado al mundo a través del Evangelio, lo que implica que cada libro de Las Sagradas Escrituras apunta directa o indirectamente a este mismo propósito, tal como el Señor Jesucristo lo expresó a Sus discípulos, por ello, al interpretar un pasaje de La Biblia no lo estudiaremos como un texto aislado o divorciado del propósito de la redención, sino como parte integral de una revelación general del Evangelio.

Creemos que la exposición de Las Sagradas Escrituras no debe entenderse únicamente en términos teológicos o académicos al explicar el texto bíblico, sino que esto incluye la aplicación del texto a la vida de los creyentes de formas prácticas, como producto de la reflexión teológica.

Creemos que la predicación expositiva es la forma más bíblica de predicar La Palabra de Dios, y, por lo tanto, predicaremos libros completos de La Biblia, buscando exponer a la Iglesia todo el consejo de Dios (Antiguo y Nuevo Testamento), como la dieta regular de enseñanza para la Iglesia. Creemos que si bien es cierto la predicación temática también puede edificar a la Iglesia, cuando sea necesario enseñar un tema particular a la Iglesia, en lo posible lo haremos expositivamente buscando el pasaje bíblico que mejor lo exprese en su contexto.

Creemos que La Palabra de Dios es suficiente y completa para proveer todo lo que la Iglesia necesita para crecer a la imagen y la estatura de Cristo. Creemos también que La Biblia contiene toda la revelación especial de Dios que la Iglesia requiere para desarrollar Sus propósitos; esto significa que nos someteremos a Sus principios y fundamentos para procurar la madurez espiritual de la Iglesia y el diseño de estrategias que nos conduzcan a cumplir la Gran Comisión.

2. Teología Propia

Creemos que el universo entero tiene como única fuente a Dios, quien a través del poder de Su Palabra creó todo de la nada (ex-nihilo), y quien a su vez creó todas las cosas bajo un ritmo temporal y espacial, para que el hombre conozca su limitación y lo adore a Él como único Dios. Lo anterior genera las siguientes implicaciones fundamentales para la doctrina cristiana:

  • Se constituye en el fundamento para el día de reposo y el reposo que tenemos en Cristo por su obra redentora.
  • Fundamenta e informa la doctrina y la práctica del matrimonio.
  • Fundamenta la doctrina Imago Dei (Imagen de Dios), y nos ayuda a entender la naturaleza del ser humano
  • Fundamenta la doctrina de la representación federal de Adán con relación a toda la humanidad. Nuestra redención está ligada a Adán, sin el cual no habría necesidad de un Salvador.

La consumación de la redención que vemos en el libro de Apocalipsis retoma lo ocurrido en el libro de Génesis.

Creemos que Dios es creador que sustenta y controla todas las cosas, dirigiendo los tiempos, las acciones y las circunstancias llevando a cabo Sus propósitos soberanos conforme a Su voluntad. La providencia de Dios no exime al hombre de su responsabilidad, ya que cada ser humano actúa libremente estando sujeto al control de Dios.

Creemos que Dios muestra Su gracia común sobre todos los hombres inmerecidamente, tanto pecadores como justos, quienes reciben por igual el sustento y cuidado de Dios por ser criaturas hechas a Su imagen y semejanza, sin embargo, Dios extiende Su gracia especial únicamente a los creyentes que son destinatarios de Su salvación y objeto de Su cuidado.

Creemos que esta es una doctrina secundaria, y que los ángeles cumplen la voluntad de Dios llevando a cabo Sus propósitos, y también actúan en favor de Su Iglesia sin que se encuentren subordinados a ella.  La actividad de los demonios se encuentra limitada por Dios, y no pueden controlar a los creyentes que ha sido regenerados en quienes mora el Espíritu Santo, aunque pueden obstruir su avance espiritual con aflicción.

3. Cristología

Creemos que, aunque Cristo murió por todo el mundo pues la redención está disponible para todo hombre en toda nación, el alcance de la expiación es efectiva únicamente para los elegidos, es decir, a aquellos por quienes Cristo murió como sustituto a través de Su sacrificio por los pecados. En este sentido, la expresión “todos” que encontramos en varios pasajes de Las Sagradas Escrituras, debe ser examinada en su contexto para entender cuál es el mensaje del autor.

4. Pneumatología

Creemos que entre el Antiguo y el Nuevo Testamento la obra del Espíritu Santo tuvo un cambio significativo, el cual define nuestra identidad como Bautistas. En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo capacitaba a algunas personas selectas dentro del pueblo de Dios, pero no estaba sobre todos los miembros del pueblo. Sin embargo, los profetas predecían el día en el que el Espíritu de Dios estaría sobre todo el pueblo de Dios.  Con Su muerte, resurrección y ascensión, el Mesías obtuvo la promesa del Padre que era, precisamente, el derramamiento del Espíritu Santo sobre todo su pueblo. De manera que la característica del pueblo de Dios en el Nuevo Pacto es la presencia y capacitación del Espíritu de Dios para todo miembro del pueblo. Esa es una gran diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Pacto, tanto que el apóstol Pablo llama al Antiguo Pacto el ministerio de muerte (porque la letra mata), mientras que el Nuevo Pacto es el ministerio del Espíritu. Esa es la razón por la que somos Bautistas, porque creemos que, para ser reconocidos como miembros del pueblo del pacto, se requiere tener al Espíritu de Dios. Ya no es un privilegio de sangre o linaje, sino una posición completamente espiritual.

Creemos que la doctrina de los dones espirituales es secundaria, no fundamental para la unidad de la Iglesia. De manera que hermanos con diferentes posiciones sobre esta doctrina pueden ser miembros de la FAMILIA FIEL – IGLESIA BÍBLICA BAUTISTA y aún pueden servir juntos, a pesar de la diferencia de posiciones. Creemos que ambas posiciones (continuista y cesacionista) tienen puntos a favor y en contra. La posición cesacionista es la posición reconocida hoy en día como conservadora, especialmente ante la tergiversación actual del entendimiento de los dones espirituales. Consideramos que lo que se está viendo hoy en muchas iglesias cristianas es el producto de la falta de entendimiento bíblico y la manipulación. Esto ha hecho que sea difícil reconocer lo que son los dones espirituales realmente. Por otro lado, reconocemos que el cesacionismo no tiene un sustento bíblico definitivo, y partiendo de 1 Corintios 12-14 es más fácil sustentar el continuismo, por lo menos desde una perspectiva moderada. De manera que en la enseñanza nos comprometemos a ser lo más objetivos y bíblicos posible, tratando de no imponer nuestras convicciones teológicas a los textos de La Palabra de Dios.

5. Hamartiología

Creemos que el hombre desde la caída, introdujo el pecado en el mundo, afectando radicalmente su relación con Dios, su relación con la creación y su relación con su prójimo, imposibilitado para restaurar por sí mismo dichas relaciones y que en sumisión a su naturaleza pecaminosa se resiste a los designios de Dios. De esta manera, el hombre está en una condición de rebeldía y bajo una actitud de desprecio hacia Dios, no puede buscarlo, puesto que se encuentra en un estado de muerte espiritual, y al mismo tiempo todas las áreas de su ser se ven afectadas negativamente siendo contrarias a la voluntad de Dios revelada en Las Sagradas Escrituras. Esto no niega que el hombre exteriormente pueda realizar ciertos actos de bondad por la gracia común de Dios, pero que, al no realizarse en fe y para la gloria de Dios, demuestran la incapacidad humana para una consciente obediencia a La Palabra de Dios y la resistencia que la carne tiene hacia Su Espíritu.

6. Antropología

Creemos que Dios, siendo el Creador de los cielos y de la tierra, de lo material e inmaterial, de lo visible e invisible, es el Creador del ser humano, el cual fue hecho a Su imagen y está representado en la figura de hombre y mujer, siendo un ser viviente especial y diferenciado del resto de las criaturas, por ser portador y representante de Su gloria. Si bien la caída distorsionó la imagen inicial de Dios en el ser humano, su valor intrínseco como criatura especial no mengua, puesto que todavía conserva parcialmente la imagen de Dios siendo Su representante y que se diferencia del resto de seres vivos. Ante esto, las relaciones humanas deben caracterizarse por un deseo de salvación, de la práctica de la misericordia y de respeto hacia el prójimo, independientemente de su condición social, política, cultural y religiosa. Sólo la redención que es en Jesucristo restaura plenamente la imagen de Dios impresa en la humanidad.

Siguiendo la Confesión de Fe de FAMILIA FIEL – IGLESIA BÍBLICA BAUTISTA, creemos que Las Sagradas Escrituras enseñan que el hombre y la mujer son ambos creados a la imagen de Dios, lo cual implica que ambos tienen la misma importancia y el mismo valor esencial dado por Dios. Sin embargo, los roles no son los mismos, ambos existen para complementarse uno al otro en roles, capacidades y autoridad en las diferentes esferas de la sociedad humana. De esa manera, creemos que el hombre tiene el llamado a ser cabeza y líder, ejerciendo un liderazgo amoroso y servicial, mientras que la mujer tiene el llamado a ser ayuda idónea para el hombre, apoyando gozosamente el liderazgo del hombre por medio de sus dones y capacidades en sumisión piadosa. Partiendo de esta convicción, se presentan las siguientes implicaciones:


  • Las mujeres no pueden ejercer el pastorado.
  • Las mujeres pueden ejercer el don de enseñanza ante damas y niños.
  • Las mujeres pueden participar en el acto público de la adoración a través de la lectura bíblica, la oración y cualquier otra actividad que no implique ejercicio de autoridad sobre el hombre.

Las mujeres pueden participar en roles administrativos guiados por la autoridad masculina.

7. Soteriología

Creemos que ante la condición natural del hombre y su imposibilidad de buscar a Dios por su estado pecaminoso, Dios escoge libre y soberanamente al hombre que ha de ser salvo, sin observar en él alguna condición o requisito como para ser elegido. Esta elección ha sido predeterminada, predestinada y predefinida en Dios antes de la existencia misma del mundo, siendo una decisión absoluta y exclusiva de Él. De esta manera, no hay nada en el ser humano que pueda llegar a hacer como para dictar esta elección la cual es voluntad plena de Dios. Creemos que aún la fe no es requisito para la elección, siendo un acto previo y soberano en la eternidad de Dios. La elección determina la identidad de quienes le pertenecen desde la eternidad de Dios conforme a Su propósito salvífico.

Creemos que Dios actúa soberanamente conforme a Su poder para vencer la rebelión del corazón humano y concede la fe en Jesucristo para que pueda ser salvo. Conforme a Su gloria y potencia, no hay forma de resistir Su voluntad, comprometiéndose a cumplir Su propósito. Esta obra de Dios conduce al hombre a la salvación, pues en su naturaleza es incapaz de volverse a Él y por lo tanto requiere de un acto de gracia sobrenatural. Esto no niega la capacidad pecaminosa que tiene el ser humano de oponerse a la influencia del Espíritu Santo cuando este lo permite, sabiendo que Dios puede vencer la resistencia humana cuando decida hacerlo.

Creemos que ante la elección incondicional y la gracia irresistible que hace al hombre una nueva criatura, conservará hasta al final de la consumación de la salvación al creyente. Juntamente con el llamado soberano a la salvación, Dios concede las suficientes herramientas de gracia para que el hombre en su condición de hijo de Dios persevere y aún crezca en su propósito salvífico: La Palabra de Dios; el Evangelio; la reflexión individual; la exhortación comunitaria; la confirmación eclesial; la intervención divina; la promesa misma de salvación final; la garantía del Espíritu Santo, demostrando que la perseverancia es un acto de Dios y un acto humano al mismo tiempo. 

Creemos en el legado de La Reforma Protestante, confirmado por La Palabra de Dios de que:

  • Sólo Las Sagradas Escrituras son la norma de fe y autoridad para el creyente y que está por encima de cualquier dictamen o estructura humana (Sola Scriptura).
  • Sólo por la gracia de Dios (iniciativa divina) el ser humano llega a ser salvo, sin considerar alguna obra o mérito humano por ello (Sola Gratia).
  • Sólo por la fe en Jesucristo el hombre llega a ser salvo, siendo la única forma para experimentar este don divino (Sola Fide).
  • Sólo el Señor Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, y que fuera de Él no hay otro representante que efectúe la salvación por los hombres (Solo Christus).

Todo cuanto existe, sea en el cielo y en la tierra, material e inmaterial, visible e invisible conforme al plan eterno de redención en el Mesías Prometido es sola y exclusivamente para la gloria de Dios (Soli Deo Gloria).

8. Eclesiología

Creemos que a partir de Pentecostés el Espíritu de Dios capacita a todo creyente para llevar a cabo el ministerio de la Iglesia. Eso es lo que explica Pablo en Efesios 4 cuando presenta el oficio pastoral como una labor de capacitación para que los creyentes lleven a cabo el ministerio de la Iglesia, en el marco de los unos a los otros. De manera que todo creyente (hombre o mujer) está llamado a hacer una labor sacerdotal, ejerciendo dones y habilidades, en las diferentes áreas y esferas de su vida (familia, trabajo, Iglesia, sociedad, entre otros), con el fin de extender el Evangelio y el Reino de Dios. 1 Pedro 2 enfatiza que todo creyente es considerado un sacerdote llamado a comunicar la gloria de Dios a otros, extendiendo su ministerio a todas las áreas de la vida. Creemos que esta doctrina es esencial para entender la Iglesia desde una perspectiva congregacional, respetando la labor ministerial a la cual están llamados todos los miembros de la Iglesia.

Creemos en la relación de un creyente con una Iglesia local, la cual se caracteriza por el reconocimiento oficial de su fe, el cuidado mutuo, la supervisión de su discipulado y la rendición de cuentas, a través de la predicación de La Palabra de Dios y la administración de las ordenanzas. Esto marca la diferencia entre creyentes y no creyentes dentro de la Iglesia local. Esta es la clase de relación que se ve en la Iglesia desde Hechos 2, cuando más de tres mil (3.000) personas se añadieron a la Iglesia por medio del bautismo. Es la clase de relación que se ve en Mateo 18 o en 1 Corintios 5, en la que la Iglesia llama a cuentas a un creyente que está practicando un pecado no confesado. Es la relación que se ve en Efesios 4 en la que por medio del cuidado mutuo la Iglesia crece a la imagen de Cristo.

Creemos que la disciplina eclesial es parte esencial de la membresía de la Iglesia y es una marca histórica que define a una Iglesia bíblica. La disciplina eclesial es un proceso que busca ganar al hermano y que está practicando un pecado sin arrepentimiento y restaurarlo. Esto se hace a través de la confrontación personal, el uso de testigos y el ejercicio final de la autoridad de la Iglesia, terminando, si es necesario, en la excomunión de una persona que se reconoce como un falso creyente. Mateo 18:15-17 y 1 Corintios 5:1-13 son textos centrales para esta doctrina. Ambos enfatizan la participación de la Iglesia en este proceso, no solo de pastores o algún grupo selecto dentro de la Iglesia.

Creemos que la mujer es útil en la Iglesia al igual que cualquier otro miembro. Su ministerio es el mismo ministerio que todo miembro de la Iglesia tiene: el cuidado mutuo, el ejercicio de sus dones y la autoridad que ejerce la Iglesia como asamblea. Sin embargo, creemos que la mujer no está llamada a tomar roles de liderazgo en la Iglesia, lo cual implica la enseñanza y la predicación.

Creemos que adoración tiene que ver con todo lo que hace el creyente, no solamente con el culto público dominical. La adoración es la expresión de afectos hacia Dios producto de la verdad comprendida por la mente del creyente. En ese sentido nuestra convicción respecto a la música de adoración dominical es que la música debe ser profunda en la verdad bíblica que comunica a través de sus letras y debe ser natural para el contexto en el que se canta, de manera que la adoración sea promovida y no obstaculizada por la misma música. Por lo tanto, no tiene que ser solo himnos o salmos, sino canciones contemporáneas pueden ser incluidas en esa implicación.

Creemos que el diezmo era una práctica del Antiguo Testamento, propia de la cultura de una nación, en el tiempo en el que el pueblo de Dios era una comunidad caracterizada por raza, cultura y nacionalidad. En el Nuevo Testamento vemos el uso de la palabra ofrenda como una expresión de la espontaneidad y generosidad del dar para el sustento de los santos, el sustento de pastores, y naturalmente para los gastos que la obra requiere. No es incorrecto si alguien desea ofrendar el 10% de sus ingresos, pero es importante que el creyente entienda que no es por la cantidad sino por la generosidad de su corazón que el Señor es honrado en el dar.

9. Escatología

Creemos en la superioridad de la teología exegética sobre la teología sistemática, por eso no tenemos una posición definida en este punto. Sabemos que como cristianos evangélicos creemos en el inminente regreso de Jesucristo a esta tierra, la resurrección tanto de creyentes como no creyentes, el juicio final y el establecimiento de cielos nuevos y tierra nueva. Creemos que los puntos de diferencia entre denominaciones dentro de la Iglesia cristiana radican en temas que no son claros en el texto bíblico, y que por lo tanto producen diferentes posiciones, específicamente sobre el cómo sucederán los eventos anteriormente mencionados. Como pastores estamos cada vez más lejos de la convicción dispensacionalista, reconocemos la simplicidad de la posición amilenialista, pero al mismo tiempo reconocemos desafíos exegéticos en textos como Apocalipsis 20 o Mateo 24 (Marcos 13). Finalmente creemos que esto no es una razón de división o no admisión a la membresía, y que en realidad la convicción fundamental sobre la que debemos compartir como pastores es que el texto debe gobernar sobre la doctrina y no la doctrina sobre el texto.